SasuHina; Mentes separadas, corazones unidos

Capítulo 1: (Página 1)
Una despedida, un recuerdo, una misión... Hinata empieza a recordar todo lo que pasó desde el día en el que le encomendaron la misión junto a sus tres compañeros.

Capítulo 2: (Página 1)
Una noche, preocupación... La noche es larga y todos se preocupan por Sasuke y Hinata.

Capítulo 3: (Página 1)
Una mentira, una nota, una amenaza... Sasuke le miente a los demás y le pide algo a Hinata a través de una nota.

Capítulo 4: (Página 1)
Un secreto, una nueva noche... Hinata descubre un secreto de Sasuke, pero éste la obliga a que no lo cuente.

Hoy toda Konoha está triste, apagada, oscura, las lluvias inundan las calles... La gente no ha querido venir a despedirte, quizá por la lluvia, o quizá por miedo. ¡¿Y tus amigos?! ¡¿Por qué ellos no están aquí?! Yo no podía quedarme parada en casa, necesitaba verte por última vez, sentirte... Aunque ya no pueda hacer nada por ti, aunque puede que no fuese mi culpa, me siento culpable. Te has ido, pero... ¿qué hay de mí? ¿Estaré toda la vida esperando nuestro reencuentro? En este instante mis mejillas están encharcadas en lágrimas, mis ojos están pasando por un mal día, y mi corazón por un torrente de emociones...


Ahora ya no soy como antes, ahora ya soy más fuerte. Puede que siga siendo aquella chica tímida, pero débil no, ¡ya no! Al dejarme aquí e irte me he dado cuenta de que la vida no se acaba en ti, aunque por dentro me esté derrumbando. Debería irme a casa pero no puedo dejar de pensar en el momento en el que te fuiste, lo felices que éramos antes. Justamente hoy... hoy... hoy te has ido, y me has dejado aquí... Pero no voy a llorar, por muchas ganas que tenga.... No lloraré, seré fuerte, como a ti te gustaba que fuese. Tu recuerdo seguirá siempre vivo en mí. Nuestra pasión seguirá ardiendo en nuestros corazones, por lo menos en el mío, porque aunque te hayas ido lejos, se que estás a la vez cerca de mí... Te quiero... Pero eso no basta. Yo solo sé... que siempre me tendrás... vayas donde vayas yo te apoyaré y sé que tú serás la luz que me guíe en el camino. Tú y solo tú.



FLASH BACK


Hace 2 años...


Sasuke, Naruto, Sakura y yo, nos dirigíamos a la oficina de la Hokage, Tsunade. Por el camino Naruto iba contándonos sus hazañas de cada día para despertarse.


-Primero... tuve que romper el despertador, porque no paraba de sonar, y yo... quería dormir, jeje. -decía rascándose la cabeza mientras sonreía. Yo soñaba con que algún día una de esas sonrisas fuese solo para mí- Después, la verdad conseguí levantarme y desayuné, ¡vaya que sí! Terminó por dolerme la tripa...
-Ay Naruto, ¡nunca cambiarás! -le gritaba Sakura riéndose.


Por fin llegamos al despacho, y allí sentada en la mesa, nos esperaba Tsunade, con aire de superioridad. Nos hizo sentarnos y comenzó a hablar.


-Chicos, tengo que encomendaros una misión. No es difícil, de hecho es aquí, en la villa. Ha llegado un hombre un poco sospechoso. La cuestión es que quiero que no le quiteis ojo, por si acaso hiciese algo malo. Espero que seáis lo suficientemente listos como para vigilarle sin levantar sospecha alguna. -nos decía la Hokage dudando de nuestra profesionalidad.
-No lo dude Tsunade-sama, somos los mejores ninjas de toda la villa. -decía Naruto con entusiasmo.
-Hinata, para ti tengo otra cosa a parte de eso, -me decía la Hokage seria- necesito que cuides de Naruto, no quiero que haga ninguna tontería.
-Claro Tsunade-sama. -logré respoder con una sonrisa en la cara y mucha timidez.
-Vale, voy a daros datos de este individuo. -dijo mientras cogía unos documentos del cajón- Se hospeda en el Hotel Konoha, su edad no la sabemos. Su nombre es Kentaro Hurashira. Siempre lleva una máscara encima y una capucha, parece que no le gusta la luz. De momento no tenemos más datos, y es lo que vosotros nos tendréis que proporcionar. Ya podéis marcharos.


Nos fuimos del despacho con los archivos, y después de mucho rato hablando por el camino, Sakura y yo llegamos a nuestro destino, ya que vivíamos juntas. Sasuke no había hablado en todo el camino a pesar de que Sakura no paraba de hacerle preguntas. Yo no podía hablar, estaba tan ensimismada mirando a Naruto que no sabía de que hablaban, además de que mi timidez me lo impedía. Cada vez que veía a Naruto me ponía roja como un tomate, y tartamudeaba. No sé por qué razón...


En casa, cada una se fue a su habitación, pero después de que la pelirrosa que vivía conmigo se lavase los dientes, entró en mi habitación para hablar sobre lo ocurrido.


-¿Tú qué piensas de ése tal Kentaro? -me preguntaba Sakura.
-Pues, la verdad... nosé... me da miedo. -la respondí yo con mi habitual timidez.


Después de estar un rato hablando, sacó el tema de Naruto, yo me puse muy roja y me metí bajo las sábanas. Acto seguido Sakura abrió la puerta y detrás de su espalda la cerró.



Ya era por la mañana, Sakura no me había dejado dormir por los nervios. Yo no tenía nada de nervios, sólo por ver a Naruto, como cada día. Y como cada día también debía ducharme, vestirme y desayunar hasta llenarme para tener las pilas bien cargadas. Hoy nos venían a buscar Naruto y Sasuke a casa...


-Oye Hina, ¿has visto mi maquinilla? Es que van a llegar, y ¡me tengo que depilar! -me decía Sakura con su típica cara de diabla.
-N...no. Saku, estará en el mueble, como siempre. -le dije mientras la sacaba. Se la di, la sonreí y me sonrió. La sonrisa de Sakura levantaba mis ánimos.



Naruto-kun y Sasuke-kun llegaron, nuestra misión debía comenzar. Nos pusimos en camino hacia el Hotel Konoha. Esperamos en la entrada hasta que un hombre encapuchado salió. Se paró ante nosotros y se quedó mirándonos un rato, pero después apartó la vista y se fue. Con mucha cautela comenzamos a seguirle, él seguía por su camino y no se daba cuenta. Vimos que se acercaba a Ichiraku e hicimos el típico teatro de niños pequeños corriendo hacia allí para ver quien llegaba primero. Sasuke no se unió a nosotros y se quedó atrás. Cuando pasó junto al extraño hombre, se rozaron y Kentaro se apartó hacia un lado como si Sasuke tuviese una peste. Nos sentamos cerca de su mesa y todos pedimos ramen. El encapuchado tan solo pidió un zumo de naranja.


Minutos después se levantó de la mesa y se fue. Aunque no hubiésemos terminado el ramen debíamos seguirle, pero Naruto tan testarudo como siempre quería terminarlo. Pude convencerle diciéndole que le invitaría a una ración de ramen otro día, aunque me costó bastante... Kentaro se dirigía al Hotel Konoha otra vez. Como no sabíamos sus horarios de entrada y salida, tenían que quedarse cada día dos de nosotros en el Hotel, y después por la mañana se cambiaban los turnos. Las cosas se hicieron así, los que se quedasen vigilando, estarían en una habitación con ventana al exterior para poder ver cuando salía o entraba, mientras uno dormía, el otro vigilaba, y se protegerían el uno al otro... Al día siguiente los otros dos vigilaban, después cambiabamos las parejas y así sucesivamente. Los que no vigilasen, decidimos que se quedaría en nuestra casa. Hoy nos tocaba vigilar a Sasuke y a mí, así lo decidió él. Y Naruto y Sakura se quedarían en casa. Habría preferido las parejas al revés, pero nada se podía hacer, supongo que a Sasuke le daba miedo dormir con Sakura, por si le hacía algo.


-Tranquilízate, -me decía Sasuke al verme intranquila- estando a mi lado nada puede pasarte. Tú duerme, yo vigilaré primero.


Yo confié en sus palabras y me dormí. Cuando llevaba un rato dormida noté como su mano se posaba sobre la manta y me tapaba lo que tenía al descubierto, quedándome muy calentita. Sasuke en el fondo no era como parecía... En principio nada pasaba, hasta que...

CONTINUARÁ...

En principio nada pasaba, hasta que el encapuchado salió del Hotel Konoha. Entonces eran las 4 de la mañana, y yo me encontraba dormida junto a Sasuke, que vigilaba y me protegía. Al notar movimiento en el exterior, Sasuke miró por la ventana de la habitación y allí vio, por la calle, a Kentaro, mirando a ambos lados de la calle. Cuando entre Kentaro y nosotros hubo una distancia de más de 50 metros, Sasuke abrió la ventana , y la cerró fuertemente tras de sí. El golpe sonó tanto que logró despertarme.


-¿D..dónde vas Sasuke-kun?
-Kentaro ha salido del Hotel, ¿te vienes o te quedas? -respondía sin mirarme a la cara.
-I... iré contigo. -logré musitarle al cuello de mi camisa.


Sasuke me abrió la ventana y dándome la mano me ayudó a salir. Todo ese comportamiento era raro en él, pero no le dí la menor importancia. Rápidamente nos pusimos en camino, habíamos perdido demasiado tiempo. Sasuke-kun iba primero, y yo le seguía. Por el camino tropecé con un tronco tirado en el suelo, caí al suelo de bruces y no pude evitar un pequeño grito.


-¡Hinata! -me dijo con mucho cuidado aquel chico de ojos negros- ¿Estás bien? -Sin darme tiempo a responder me cogió y me levantó.
-Sasuke-kun, puedo... andar so..sola -le dije mientras me llevaba en brazos.



Hizo un gesto de afirmación con la cabeza, y seguido me soltó. Seguimos el camino, de repente Sasuke se paró y puso su dedo sobre mi boca, haciéndome callar. Nos escondíamos tras una pared, detrás estaba el muelle de Konoha, y allí se encontraba Kentaro Hurashira con un tipo bastante extraño. Debido a la oscuridad fue muy difícil identificar al otro hombre. El extraño le dio un maletín a Kentaro. Minutos después Kentaro se acercaba hacia nosotros. Como pudimos, nos ocultamos tras un barril, aquel hombre pasó de largo, pero al estar un poco más lejos no pudo evitar mirar hacia atrás. Pensábamos que nos había pillado, pero no fue así, él siguió su camino, y nosotros por otro camino, aunque más largo, logramos llegar de nuevo al Hotel Konoha. La ventana seguía abierta ya que no la habíamos cerrado con las prisas, pero había un pequeño regalo... el cristal se encontraba roto, y la mochila que yo había depositado allí ya no se encontraba en mi cama. Dentro de la mochila tenía algunas de mis armas, además de un pequeño diario que siempre llevaba encima.


-Hinata, tranquila, guardé tu mochila en el armario, y el cristal, al cerrar la ventana supongo que se rompió. -me decía Sasuke intentando calmarme.
-E..entonces, todo tiene una explicación... -susurré muy tímidamente.


El ojinegro sacó mi mochila del armario y la depositó en mi cama con una sonrisa. Después, se puso en la ventana mirando al horizonte y yo quedé de nuevo dormida. Una hora más tarde, Sasuke-kun bajó de la ventana y se situó a un lado de mi cama.


-Hinata... -decía mientras con su mano iba girándome poco a poco- Hinata, estoy muy cansado, es tu turno. -mientras decía ésto, se le iban cerrando los ojos.
-S..si. -cuando respondí, Sasuke-kun cayó a mis brazos dormido como un tronco. Me levanté dificultosamente y lo coloqué bien, tapándolo con una manta.



Al sentarme en la ventana, logré ver el árbol que teníamos en frente. En él había marcas de kunais y shurikens, que seguramente serían de Sasuke, que había estado entrenando, no había otra explicación a su cansancio.


-Naruto-kun... Dentro de unos días tú y yo, estaremos aquí, juntos. -me decía para mí misma pausadamente mientras me sonrojaba. Puse una mano sobre mi mejilla, notando como iban cogiendo un color rojizo e intenté calmarme.

******************

-¡Sakura-chan! ¿Has preparado el desayuno? -gritaba Naruto desde una de las habitaciones.
-Sí, Naruto. Será mejor que bajes si no quieres que se enfríe. -respondía tristemente Sakura.

Un pensamiento cruzó la mente de la ojijade:
-Sasuke... ¿Estás bien?


No pensó en mí, su amiga, lo único que ocupaba su mente era ¡Sasuke, Sasuke, Sasuke...! Cuando Naruto bajó se sentó en uno de los taburetes de la cocina y acompañó a Sakura en ese apetitoso desayuno.


-¿Te gustan? -dijo Sakura con una sonrisa de medio lado.
-Sí, está muy bueno. Pero podrías haber hecho más, hay poca cantidad para mí. -se quejaba Naruto.
-¡Naruto! Eres un egoísta. ¡No te lo comas todo! Deja algo para Sasuke y Hinata.



Cuando ellos acabaron de desayunar, alguien llamó al timbre. Sakura se disponía a abrir.


-¡Hola Sakura! -saludaba aquel hombre de cabello blanco-grisáceo.
-¡Kakashi-sensei! -gritó Naruto desde la cocina.
-Estoy al tanto de vuestra misión, y como vuestro sensei, debo acompañaros. -Kakashi-sensei pasó a la cocina, y viendo el desayuno, se sentó en la mesa- Vaya, Sakura, no sabía que me esperases. ¡Qué bien, porque no he desayunado! -dicho ésto cogió una tostada y comenzó a comer.
-Ka...Kakashi, eran para Sasuke... y Hinata.
-¡Bueno, todavía quedan algunas! -decía Kakashi mientras miraba el plato donde quedaban 2 tostadas- Las justas. -volvía a decir nuestro sensei con una sonrisa.

******************

Una hora más tarde, yo seguía totalmente despierta. Comencé a notar movimiento en la cama donde dormía Sasuke, y lo único que pude imaginar fue que alguien había entrado por la puerta. Kunai en mano me giré lentamente. Cuando mi cabeza ya estaba completamente vuelta, me encontré con una expresión muy diferente a la que Sasuke ponía siempre... era una sonrisa.


-¡Hinata, vamos a casa! Estoy seguro de que nos esperan. -decía Sasuke-kun cambiando su expresión a una más seria.
-Sí. -cogimos nuestras cosas y salimos del Hotel, dejándolo todo como estaba. Ya era de día.


Cuando nos alejamos un poco, Kentaro Hurashira salía muy rápidamente del Hotel Konoha en dirección opuesta a nosotros. Sasuke-kun no se dio cuenta, al igual que yo, que estaba deseando llegar a casa. Seguimos el camino hacia mi casa, ya tenía ganas de ver a Sakura-chan y Narutko-kun.

******************

Sakura y Naruto estaban impacientes porque llegasemos. Sakura no paraba de moverse de un lado a otro de la habitación. Naruto bajaba las escaleras de la casa una y otra vez. Estaba preocupado por sus amigos. Kakashi, intentaba parecer calmado, pero el movimiento de aquellos dos ninjas le hizo estallar de nerviosismo.


-¡Parar de una vez de dar vueltas! -dijo un poco furioso- Me estáis poniendo nervioso. -su cara cambió a una sonrisa.


De repente, alguien llamó una, dos, tres veces a la puerta, y Sakura fue a abrir. Posó su mano sobre el pomo de la puerta, fue girándolo poco a poco hasta que se oyó un pequeño click, señal de que la puerta ya estaba abierta. Antes de abrir, respiró profundamente, después de esa respiración, abrió la puerta bruscamente y gritó:


-¡Sasuke-kun! -luego abrazó a esa persona, que no era Sasuke, pero Sakura no se había percatado.

CONTINUARÁ...

-¡Sasuke-kun! -luego abrazó a esa persona, que no era Sasuke, pero Sakura no se había percatado.


Sakura miró hacia arriba al oír la risas de Naruto y Kakashi, lo que se encontró la hizo dar un paso atrás, y quedándose frente a la persona, se disculpó. Luego la hizo pasar cerrando la puerta tras de sí. Fueron a la cocina y se sentaron en torno a la mesa central donde estaba el desayuno.


-Tsunade-sama, ¿que la trae por aquí? -preguntaba Sakura apartando las 2 tostadas que quedaban de la mesa.
-Venía a ver que tal la primera noche... -respondía Tsunade- Pero veo que Sasuke y Hinata no han llegado.
-Sí... Todavía no están. -se preocupaba Sakura.
-Bueno, seguro que pronto llegarán... -decía Naruto intentando animar a la gente.
-Además, Sasuke es un gran ninja. -decía Sakura para sus adentros.


Tsunade y Kakashi comenzaron a preocuparse, la hora de la comida llegaba y no había señales de nosotros. Kakashi se despidió de todos y se fue sin poner excusa alguna. Corrió hacia la habitación donde debíamos haber pasado la noche. Estaba sola, pero había algo que le alarmó, el cristal se encontraba roto. Sin decir nada, miró al suelo donde pudo ver unas pequeñas gotas de sangre. Siguió la pista de la sangre que le condujo simplemente hasta la esquina.

******************

Sasuke se dirigía hasta un bar donde podría curarse las heridas de la noche anterior tras entrenar, y yo le seguí. Después, decidimos poner rumbo a casa, por fin. Tan sólo quedaban unos minutos cuando algo apareció tras nosotros. Me giré, y allí se encontraba Kakashi, con una gran sonrisa. El hombre del pelo blanco-grisáceo tendió su mano al brazo afectado de Sasuke y éste lo apartó. Poco más tarde, Kakashi nos acompañaba a casa. Metí la mano en mi mochila para coger la llave y noté que faltaba algo, pero no le dí importancia, seguro eran los nervios.


-¡Sasuke-kun! -gritó Sakura desde lo lejos- ¡Hinata! Os hemos hechado mucho de menos. ¿Qué tal estáis? ¿Qué ha pasado? -Sakura se acercó a Sasuke- ¡¿Quién te ha hecho eso, Sasuke?!
-¡Hinata! -gritaba Tsunade-sama desde la cocina.



Sasuke pasó de largo a Sakura dejándola con la boca abierta. Yo entré a la cocina y me senté junto a Naruto que al verme, me saludó y me abrazó raramente. Tsunade apartó los brazos del ojiazul de mi cuerpo, y comenzó a hablar:


-Sasuke, Hinata, contárnoslo todo.
-No ha pasado nada interesante. No ha habido movimiento en toda la noche. -mientras decía esto noté como posaba su mano en mi pierna y me dejaba una pequeña nota. Me quedé petrificada al notar su mano recorriendo suavemente mi pierna hasta la cintura, y después, la quitó bruscamente. Yo no pude decir nada, no me había enterado de la conversación.
-Imposible... Bueno, es la primera noche, a ver si tenemos suerte hoy. Sakura, Naruto, espero que sepáis que os toca a vosotros.
-¡Sí, Tsunade-sama! -respondía Sakura.
-¡Sí, vieja Tsunade! -decía Naruto a la vez.



Nadie se dio cuenta de que Kakashi se había ido hacía un rato, y comenzaron a comer. Cuando todos terminaron, Sakura ordenó la cocina y fue despidiéndose de los demás. Yo subí a mi cuarto y saqué la nota que me había dado Sasuke anteriormente. En ella podía leerse claramente:

Hinata, no debes decir nada de lo que ha pasado esta noche, ni lo del puente ni nada, por favor. Me han amenazado, si digo algo me matarán. Cuento contigo. Sasuke.


Yo, con los ojos abiertos como platos, hice caso de la carta, ya que no quería ver a mi amigo metido en líos, pero algo había en esa carta que no me gustaba, Sasuke no era un miedica, Sasuke se habría enfrentado a todo el que le amenazase... Rompí la carta en varios trozos y la tiré a la papelera de debajo de mi mesa. La puerta de mi habitación se abrió bruscamente y noté como unos brazos me agarraban de la cintura. Giré la cara y encontré a mi hermosa compañera de piso con una sonrisa de oreja a oreja. Después me soltó, hizo que me sentase en la cama y comenzó a hablarme:


-Hinata, cuéntame qué tal esta noche, ¿qué ha pasado? ¡Estoy tan nerviosa! Dentro de dos días me tocará con Sasuke, ¿qué voy a hacer Hina?
-Sa...Sakura, cálmate. La verdad, no ha pasado nada emocionante. Lo que sí te puedo decir es que es muy bueno... -decía yo poniendome roja.
-¡Hinata! ¿No te gustará a ti también? -me decía Sakura con las manos en la cabeza.
-¡No! A mí me gusta otro... -al decir esto me puse más roja todavía, más de lo que se podía estar.



Sakura se rió, y después, dándome un beso en la frente, se marchó. Bajó a la cocina y se puso a barrer y fregar el suelo. Ella solía hacerlo todo en casa, por lo que yo vivía como una reina. Sakura se había convertido en una persona muy madura, y además, se hizo muy fuerte, ya que entrenaba todos los días. En estos últimos años todos habíamos cambiado, aunque otros seguían iguales que siempre, como Naruto... Me levanté de la cama decidida a coger mi diario. Abrí la mochila y rebusqué sin señal del dichoso diario. Me puse muy nerviosa, bajé las escaleras como un rayo y me planté frente a Sakura.


-¡¿Has visto mi diario?!
-No, ¿qué diario? Nunca me habías hablado de él.
-No tengo tiempo. ¡Había cosas muy íntimas! -respondí frenéticamente.



Sin darle tiempo a responder subí las escaleras y me dirigí de nuevo a mi cuarto. Busqué por todos los lugares, escondites, esquinas, todo... Recordé lo que había hecho esa noche,y lo único que me vino a la mente fue que el diario se me había caído en la habitación. Otra posibilidad era que Sasuke me lo había quitado, pero eso no podía ser... Salté por la ventana de mi cuarto sin importar la altura, ahora lo único que importaba era que mi diario estuviese a salvo, y con él, mis sentimientos. Cuando llegué al Hotel me introducí en la habitación por el cristal que se encontraba roto. Busqué y busqué sin obtener nada. Miré a ambos lados de la calle, pero lo único que logré encontrar era un hombre que estaba tirado en el suelo con una botella de sake a su lado.


-Hola pequeña. ¡Hip! -me decía el hombre mientras bebía- ¿Te has perdido?
-¡No! -dije con mucho nerviosismo.


Sin pensarlo dos veces salí corriendo de allí mientras estaba siendo vigilada por el vagabundo. Llegué a casa muy deprisa, mientras el sudor recorría mi cuerpo desde la frente hasta el suelo. Me sujeté en la puerta para descansar, después, abrí la puerta y entré. Sakura estaba dormida en el sofá. Todavía quedaban algunos platos por fregar, y decidí hacerlo yo. Cuando acabé el trabajo me acerqué a Sakura, tenía la pierna vendada. Rápidamente la llamé para que se despertase.


-¿Qué te ha pasado, Sakura? -logré decir muy preocupada.

CONTINUARÁ...

-¿Qué te ha pasado, Sakura? -logré decir muy preocupada.
-Hi...Hina. ¿Qué pasa? -respondió soñolienta.
-¿Qué te ha pasado en la pierna?
-Nada, fregando resvalé. Algo sin importancia. -dijo la kunoichi sonriendo.


Me levanté devolviéndole la sonrisa y me dirigí a las escaleras para subir a mi cuarto. Cuando llegué arriba me acordé de mi diario. Entré en mi habitación apresuradamente y volví a revolverlo todo para encontrarlo, pero no fue así, el diario seguía desaparecido. Me senté en la cama con las piernas cruzadas y las manos juntas dándome calor. Me puse a pensar en la manera de encontrar mi diario, pero recordé que para abrirlo necesitaba una llave. Sonriendo fuí al cajón del escritorio, lo abrí y entre todos los papeles rebusqué. Por más que buscaba no lograba encontrar nada, ni mi diario ni la llave. Desesperada decidí ir a casa de Sasuke.



Llamé dos veces a la puerta y ésta se abrió sola. Mirando a todos lados entré y muy decidida fui a la habitación del pelinegro. Se encontraba desierta y bastante desordenada. Di un paso al frente y noté como pisaba un cuaderno. Me arrodillé para recogerlo, pero algo me dejó desconcertada, era un dario bastante parecido al mío. Estaba lleno de polvo, soplé para que el polvo se quitase y conseguí ver el título del libro, "Mis sentimientos". No me gustaba cotillear las cosas de los demás, aunque aquello me intrigaba. Un kunai se interpuso en mi camino haciéndome retroceder.


-¡Suelta eso! -dijo una voz fría desde el fondo de la habitación.


Al forzar mi vista logré ver una figura que estaba en la cama. La voz parecía de Sasuke, pero yo no había notado ninguna presencia antes. Con cuidado me acerqué para comprobar que era aquel shinobi de ojos y pelo negro, Sasuke, el gran amor de mi mejor amiga, Sakura. Con cara de asombro dejé el diario a los pies de su cama y con una dulce sonrisa fui alejándome.


-Hinata, no has visto nada. No digas nunca que tengo un diario. Procura olvidar todo lo ocurrido, porque si dices algo...
-Sa...Sasuke, no voy a decir nada. -respondí intentando calmar al chico.



Después salí de la habitación y pasé por el salón. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Giré mi cabeza y en la oscuridad de la sala logré diferenciar unos ojos rojos que me miraban a lo lejos. Como si no hubiese visto nada seguí mi camino y cuando cerré la puerta de la casa me apoyé con la espalda contra élla. Logré distinguir unos pasos que se acercaban letamente hasta la puerta de entrada, donde ahora mismo yo estaba. Mi corazón se aceleró por minutos, hasta que la puerta se abrió, haciéndome caer al suelo.


-Hinata, más tarde iré a tu casa. Esperemos que esta noche no les pase nada a Naruto y Sakura.
-Sí... -respondí levantándome.



Hoy por la noche debía quedarme sola con Sasuke, y Sakura estaría con Naruto. Al pensar en Sasuke recordé la carta y la sutileza con la que la colocó sobre mi pierna. Mis ojos se abrieron como platos, volví a sentir un escalofrío y esos ojos penetrantes y rojos desde el fondo de la habitación, a través de la puerta de la casa todavía abierta. Me giré lentamente y utilizando mi Byakugan le di una respuesta a la intriga que recorría por mi cabeza, el salón se encontraba solitario, el color rojo era proveniente de la luz de una farola del exterior que podía verse desde la ventana, y que, debido a la oscuridad de la sala, no había conseguido ver antes. Puse mi mano sobre el corazón notándolo más calmado, después miré a Sasuke que me miraba muy extrañado. Me puse roja y bajé mi vista, en los instantes anteriores había parecido una chica estúpida, impresionada por una luz, con el corazón a mil por hora... Di la vuelta y salí de allí. La calle de los Uchiha estaba desierta, deshabitada, ausente... Pasé por allí tan rápido como pude, Sasuke nos había contado alguna vez la historia de su familia, bastante dolorosa, y todo eso me daba escalofríos.


Llegué a casa y Sakura estaba saliendo por la puerta, a punto de irse. Tras ella iba Naruto, con alguna mochila. La pelirrosa tenía cara de angustia, como si no quisiese irse de allí y pasar una noche con Naruto, de hecho eso sucedía, pero Naruto estaba contentísimo, tanto que no paraba de reír, hecharle miraditas a Sakura, y saltar mientras andaban. Cuando pasaron por mi lado, Sakura me hechó una mirada amenazante, creí que me iba a comer. Después me enseñó su mano en la que ponía:

¡Cuidadito con Sasuke!


Yo con una mirada de terror entré a casa. Tan fresca como una lechuga subí a mi cuarto y me puse a leer un libro nuevo, trataba sobre la historia de una chica salchicha que no era aceptada por los demás por el hecho de ser medio salchicha medio humana. Esa historia me recordaba en cierta parte a Naruto, por ello la seguía, porque tenía las esperanzas de que terminase bien la historia, al igual que la de Naruto. Me tiré en la cama y abrí el libro por la página en la que estaba y comencé a leer. Estaba tan sumergida en la lectura que no me enteraba de que estaban llamando al timbre una y otra vez. Terminé de leer un capítulo y sonreí, la chica salchicha había encontrado un amigo que la comprendía y la ayudaba, además, Stefi, la chica, estaba enamorada de él. Mis orejas ya podían oir el timbre, y fui a abrir.


-¿Qué te pasa? ¿Por qué no abrías?
-Sa...Sasuke, dijiste que vendrías más tarde, no te esperaba hasta la hora de cenar.
-¿Qué hora crees que es? -me decía el chico girándome la cabeza hacia el reloj de la cocina. Marcaba claramente las 9 en punto.



Asintiendo con la cabeza le hice pasar. Para cenar sólo tomó leche, y después le conduje al cuarto de invitados. Cuando abrí la habitación con mantas y sábanas en mis manos, vi la cama, estaba hecha y con una nota. Sasuke entró y viendo que la nota era para él, la abrió:


Como verás me he tomado la molestia de hacerte la cama. Espero que estés cómodo, y mañana por la mañana iré a haceros a Hina y a ti un rico desayuno. Espero que Naruto no haga tonterías...
De: Sakura.


-¿Por qué Sakura es tan pesada? -me preguntaba el ojinegro.


No supe que contestar, le dije que no lo sabía, que simplemente se preocupaba por él. Me despedí cerrando la puerta de la habitación y fui hacia la mía. Allí coloqué el libro que antes había estado leyendo y le heché un vistazo a mi librería personal. Todas eran historias de ninjas enamorados con finales felices, sólo había una de final trágico, que todavía no me veía dispuesta a leer. Yo no era supersticiosa, pero muchos de los comienzos de todos esos libros eran parecidos a mi historia, una kunoichi enamorada de un shinobi que quería a otra... Yo los leía cada uno de ellos, estudiaba cada paso para saber qué hacer con Naruto, ensayaba, pero después, a la hora de la verdad, no era lo suficientemente valiente. ¿Y si perdía a Naruto? Esa posibilidad cabía, por ello no quería leer esa historia, porque prefería todas las otras, soñar despierta a través de la lectura... Abrí mi cama pensando en dormir, pero no podía, pensaba en Naruto, ahora yo era la preocupada por su estado...

******************

-¡Sakura-chan! Ésta es la habitación. -gritó Naruto al otro lado del pasillo señalando la habitación del hotel que debían ocupar.
-Ahora voy Naruto... -contestó sin ganas la ojijade.


Se acercó a él y con la llave abrió la puerta. En cuanto entraron, el shinobi se tiró en la cama y bostezó. Sakura le miró endiabladamente y él, acto seguido, se levantó con miedo en los ojos.


-Sakura-chan, no pensaba dormirme... -dijo Naruto rascándose la cabeza mientras sonreía falsamente.
-Naruto, esto es serio. Será mejor que dejes las tonterías a parte. -cuando Sakura pronunciaba estas palabras se oyó otro bostezo de Naruto. Sakura cerró el puño y mirándole con mala cara pronunció- Yo vigilaré primero, tú descansa.


El rubio con una sonrisa en la cara se tumbó en la cama. Después, al ver que notaba una brisa pasar por toda la habitación, decidió meterse dentro de las sábanas. Naruto se quedó mirando un buen rato a la ojijade, que se encontraba en la ventana mirando hacia el exterior. El chico estaba seguro de que podría protegerla a toda costa, pasase lo que pasase. Además, para asegurarse de ello, se quedaría toda la noche despierto, pero el cansancio pudo con él... Media hora después, Sakura seguía mirando al exterior con los ojos perdidos en la nada. La luna llena que ocupaba el cielo podía verse perfectamente desde allí. A escasos metro de allí, un bar que hacía esquina celebraba una fiesta. Los gritos eran incesantes y ruidosos. A pesar de ello, la kunoichi recostó su cabeza sobre la pared y miró dirección a su casa. La luz de la habitación de invitados se encontraba encendida. Con una tierna sonrisa intentó visualizar el interior, pero lo único que podía ver desde allí era una figura de hombre, debido a que las cortinas lo tapaban todo. Allí estaba él, Sasuke, en su casa, en una de las habitaciones, cambiándose de ropa dispuesto a dormir en una de sus camas, con sus sábanas... Pensó que el olor de Sasuke permanecería allí y que ella dormiría eternamente con esas sábanas. Sakura estaba muy enamorada del ojinegro, y no le importaba mostrarlo, era totalmente diferente a mí. Pero Sasuke era callado, distante, frío, todo le molestaba, incluso a veces llegaba a ser estúpido, sobre todo con Sakura... Muchas otras veces daba la sensación de que era buena persona, todo un caballero, alegre, simpático... pero supongo que eso sólo era en los sueños de la pelirrosa. Posó su mano sobre una de sus mejillas que estaban débilmente humedecidas y se las secó.

CONTINUARÁ...